El crítico de arte londinense Tabish Khan ha aupado a Greta Alfaro (Pamplona, 1977) al Top 5 de las exposiciones que hay que ver actualmente en la capital británica, en su artículo de FAD Magazine. Es una exposición que ha asombrado en la ciudad y que ha tenido una importante repercusión, y lo más curioso es que la artista navarra lo ha logrado con uno de sus proyectos más personales, que le retrotrae directamente a su infancia.
Es el propio lugar de la exposición, la Cooke Latham Gallery, la que inspiró el proyecto. A Alfaro le gusta jugar con los espacios, con su historia e idiosincrasia. “Hay veces que no tienes nada que rascar, el clásico cubo blanco”, apunta. No era el caso. La galería, junto al Battersea Park, forma parte de un complejo de enormes panaderías de la época victoriana que estuvieron en funcionamiento hasta la Segunda Guerra Mundial. El edificio se acoplaba perfectamente a Alfaro, que suele trabajar con frecuencia en torno a la comida y a su valor simbólico. “El pan es mucho hablar, es el alimento con mayúsculas a nivel simbólico”, apunta.
No solo eso. Se da la circunstancia de que Greta Alfaro es hija y nieta de panaderos. “Mi abuelo y mi padre tenían la panadería de Cintruénigo, yo me crié en el piso de encima”, recuerda. Desde ahí se puso a investigar. “Te das cuenta que una panadería que yo consideraba tradicional, como la de mi padre, que era de horno de leña, en realidad es bastante reciente porque en nuestros pueblos normalmente eran las mujeres las que amasaban en casa y luego iban a cocer el pan al horno del pueblo, que a veces era comunal, a veces pagaban con un porcentaje del pan o lo compartían con alguna vecina”, señala. Comprobó además que el papel social del pan era un excelente método para analizar los cambios colectivos, los roles de género, las relaciones con el capital o las cosas que se consideran en un momento prioritarias por la comunidad.
Así ideó Fornacalia, que se ha podido visitar desde el 2 de noviembre hasta hoy, donde ha construido un muro de panes industriales. En un principio quería haberlo hecho con panes desechados, pero las panaderías con las que contactó trabajaban con masa madre y ese pan se enmohece enseguida. El pan industrial duraba más y, además, encajaba con el proyecto. “Me interesa el hecho de que es el pan más barato que hay; si quieres comer un pan bueno tienes que tener dinero para comprarlo, si eres más humilde, sobre todo en Londres, tienes que recurrir al pan más industrial que hay”, explica.
En las paredes de la galería se pueden ver composiciones fotográficas en torno al pan con una notable presencia de la religión. “En nuestra cultura, de base cristiana, el pan está ligado al propio Dios y a la experiencia de comerse al propio Dios, pero investigando ves que no es sólo en la cultura cristiana, sino que ha abarcado un área mucho más amplia, prácticamente todo el Mediterráneo y el Oriente Medio”, señala la artista. “El pan ha sido algo tan básico a nivel de supervivencia que está muy ligado a las religiones y a las dioses, y sobre todo a las diosas, a las diosas de la fertilidad, de ahí el título de la exposición, Fornacalia, que eran las fiestas que realizaban los romanos en honor a la diosa Fornax, que era la diosa del horno”, expone. En realidad, Alfaro habla del pan pero también del horno, como ese espacio donde la masa inerte se transforma en algo vivo, relacionado con las cuevas y la resurrección.
Pero lo más impactante de la exposición quizá sea el vídeo que se proyecta dentro de esa arquitectura de hogazas. Varias veces le han preguntado si hay en él alguna parte hecha en 3D o algún tipo de animación. No. A Alfaro le gusta que sus trabajos tengan valor documental, sin postproducción. “Yo preparo lo que va a pasar pero está pasando de verdad, no hay truco”, asegura. Es realmente ella la persona que se metió en el horno de una panadería, de un amigo de su padre en Cintruénigo, como el que tuvo su familia hasta que ella cumplió 14 años. “Es un horno rotatorio, tiene una boca y a la izquierda un volante grande, como si fuera un autobús, con el que tú mueves la bandeja interior del horno, que es muy grande”, aclara. “Pones el pan ahí y lo vas moviendo para ver si se ha hecho todo. Yo me metí dentro de ese horno, tenía un cámara grabando, y mi padre expanadero moviendo la rueda”, relata.
Además de esa secuencia, el vídeo recoge procesos hipnóticos de amasar el pan y una atmósfera que lleva al espectador por grutas misteriosas plagadas de bollos. “Lleva a esa parte misteriosa y sagrada de lo que era alimentarse en el pasado, antes de que nos volviéramos consumistas, cuando las cosas se hacían en comunidad”, manifiesta. De banda sonora se escuchan oraciones cantadas por ella misma, las que cantaban las mujeres por toda la península y otros países mediterráneos mientras amasaban o horneaban el pan y con las que sacudían ese miedo de saldrá o no saldrá.
Alfaro se ha ido haciendo poco a poco su carrera en Londres donde ya está asentada. “Aquí tengo la sensación de que hay mucha variedad y hay espacio para muchas cosas distintas, no está restringido a un tipo de arte”, comenta. El 11 de febrero participará en una mesa redonda en el Museo de Navarra, que recientemente adquirió su videocreación Decimocuarta estación.